¿Tienes una vivienda vacía y has pensado en ponerla en alquiler? En este post te explicamos cómo alquilar un piso con seguridad y con totales garantías. Arrendar una vivienda resulta una buena fuente de ingresos, pero puede convertirse en un quebradero de cabeza.

Te explicamos cómo alquilar un piso de forma segura

Alquilar una vivienda que tienes en propiedad es una opción muy interesante. Poner un piso en alquiler puede generar importantes ingresos a su dueño convirtiéndose, en muchos casos, incluso en un sueldo extra.

Sin embargo, muchos propietarios de viviendas se sienten inseguros en el momento de alquilar su casa a personas desconocidas, por temor a que ocasionen desperfectos o dejen de pagar la renta mensual.

De hecho, y de acuerdo con el Censo de Población y Vivienda, el 13 por ciento del total de las viviendas españolas están actualmente vacías. Esta cifra quizás se podría reducir si los arrendatarios conocieran sus derechos y tomasen ciertas precauciones cuando deciden alquilar su propiedad.

Alquilar un piso con seguridad: El contrato, la mejor garantía

Una de las premisas fundamentales para arrendar una vivienda con totales garantías es firmar un contrato por escrito.

En este contrato se deberá especificar la duración total del arrendamiento, la cuantía de la renta y la fecha en que se revisará tanto la mensualidad como la vigencia del arrendamiento.

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En el contrato de alquiler también deberá figurar quién se hace cargo de los gastos de la comunidad de propietarios  y de los impuestos relacionados con la vivienda.

Estos gastos habitualmente corren a cuenta del propietario. También hay que tener en cuenta los gastos de agua, electricidad o gas, que deberá pagar el inquilino.

Es importante señalar en el contrato de alquiler que el inquilino se compromete a devolver la vivienda en el mismo estado de conservación en que la recibe. De esta manera, se podrá reclamar el arreglo en caso de que provoque desperfectos.

El propietario, por su parte, tiene la obligación de acometer las reparaciones necesarias para mantener la vivienda en perfectas condiciones.

Otra de las medidas que conviene tomar, para evitar sorpresas desagradables, es incluir en el contrato un inventario de todos los bienes contenidos dentro de la vivienda y de su estado.

Otros Derechos del Propietario

Además del contrato, el propietario también puede hacer uso de una serie de mecanismos para asegurar tanto el buen uso de la casa, como el pago de la renta. La fórmula obligatoria por ley en todos los contratos de alquiler es la fianza.

Se trata de la cantidad que el inquilino abona por adelantado y que le será devuelta en caso de que la vivienda se encuentre en buen estado y no haya sufrido daños.

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El importe de la fianza se estipula generalmente en una mensualidad de alquiler. En algunos casos, como en el de los locales comerciales, puede duplicarse. La fianza es un derecho del propietario, por lo que el inquilino está obligado a abonarla si el propietario se la exige.

Generalmente, las comunidades autónomas establecen que el propietario debe depositar la fianza en el organismo oficial correspondiente. No hacerlo puede dar lugar a sanciones. Por esta razón, es recomendable informarse de las disposiciones de cada comunidad a este respecto.

Asegurar el pago de la renta

Otra de las prácticas que se ha extendido entre los arrendadores es exigir un aval bancario o personal que garantice el pago de la renta.

Del mismo modo que la ley prevé la obligación del pago de la fianza por parte del inquilino, el aval es una garantía adicional. Por ello, es necesario que figure en el contrato para ser efectiva, ya que el casero puede acudir con él a la entidad financiera.

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Una opción más costosa para el propietario es contratar un seguro de alquiler. Los seguros para particulares suelen cobrar el 60 por ciento de una mensualidad al año y cubren entre seis y doce meses de impago. Sin embargo, asegurar el alquiler aún no es muy habitual.

Además, existe la posibilidad de que el dueño de la vivienda no esté satisfecho con sus arrendatarios por distintas causas.

En algunos casos, el propietario puede solicitar la rescisión del contrato. puede hacerlo, por ejemplo, si el inquilino subarrienda o realiza obras sin permiso.

También si lleva a cabo actividades molestas o ilícitas dentro de la vivienda, y también si causa daños de forma intencionada. Pero es cierto que la causa más común de las demandas sigue siendo el impago.

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